Imprevisión, providencial compañera

Una se consuela de las terribles y acertadas palabras de su madre hace tantos años, del pensamiento continuo de ella, aunque ahora ni le ponga voz pero le pone mirada que lo delata, sobre lo que causaría nuestra ruina y tan verídica profecía le salió: Escribir será tu ruina; una se consuela pensando como los tontos, que es y fue mal de tantos.

O una mismamente se consuela con esas palabras de Concepción Arenal en su "Manual del visitador del pobre": "La imprevisión ¿es una falta grave o una providencial compañera, que velando al pobre de los males del porvenir, le deja disfrutar el bien presente?"

Tantas horas felices escribiendo, aunque a nadie le trascendiese esa felicidad; ¡tantas horas plenas!

No os preocupéis por lo que comeréis ni de qué vestiréis, y menos todavía de por vuestro nombre futuro, si él será enterrado en la peor de las ignominias, peor de los ninguneamientos, cuando existe una entera eternidad, la del sin tiempo, esa instantaneidad fulminadora como el rayo que colocará a cada quien en su sitio. ¡Al fin veré mi sentido del auténtico orden, los auténticos valores, las primacías auténticas, puestas en su sitio! No es que exista una Justicia Poética a secas, sino que A SECAS Y SOLAS, LA JUSTICIA. Ella ha de existir si es carne primera
de nuestro espíritu, SI ES CARNE AUTÉNTICA DE NUESTRA PRIMERA ÚNICA FÍSICA . Ningún poeta como León Felipe le habrá dedicado poemas en vano.

Ande yo caliente entre mis pucheros versos
y ríase, no será la última que lo haga,
la injusticia,
ese único Anticristo.