Dos imágenes de la película "Señales del futuro" y su narración apocalíptica.
Y en la realidad es bastante peor, o menos novelesco, menos "glorioso" menos "aventurero", ese sentarse a esperar. Y dura más y al profeta que jamás será respetado, no ya por la Iglesia, como le recuerda el protagonista de esta película a su padre pastor protestante éste solía decir en su sermón de Pentecostés: Y la Iglesia debe respetar al profeta; profeta que jamás será respetado por nadie y acaba sus días tan malamente, consume su vida tan malamente como la auténtica profeta de esta película, al profeta, parece que sólo para joderle la vida le fueron cruzadas en el camino de su existencia, o captadas por su psique mejor dotada que las de otros, esas... dichosas, por llamarlas de algún modo, predicciones.
El más allá se las hubiese metido por el culo si sirvieron nada más que para joderle a ella o a él la vida, no para salvar a nada nadie, ni siquiera a sí mism@, de fin apocalíptico alguno.Se supone que las profecías predicciones deberían existir para bien: sortear los obstáculos que al mal conducen, las destrucciones más o menos apocalípticas, o anunciar cosas hermosas ¡y aunque se tratasen de un FIN! Fin por fin de la mierda, los túneles sin salida, fin para los que se lo merecieran, fin de lo repugnante, lo que insulta a la vida, lo que constituye su involución. No fin para involución nueva, resultados desastrosos.
¡¿El don de la profecía?! Habría que exclamar y preguntarse. ¿El don de la profecía o la maldición?, como tan estupendamente está relatado en ese otro estupendo guión-película titulado "Doce monos".
Maldición, como yo escribí en mi impublicado libro "Profeta en las Twin", que acompaña a determinados artistas o escritores: El escultor que trabajaba de ordenanza o en el servicio de limpieza de una de las dos arrasadas torres de New York y que esculpía unos Budas atravesados por aviones (Toda una predicción que hubieran podido erigir de monumento a las víctimas en honor de aquel artista asesinado en esa tragedia, en lugar de los que hayan levantado olvidando miserablemente a aquel pobre artista) o Alejandra Pizarnik y su estaré aquí escribiendo, en 2002, en una habitación vieja y polvorosa, y su voz en mi oído y mi habitación vieja, puede que incluso polvorosa, en diciembre de 2002: "Vos no está sola. Sólo veo rosas/ sangre desflorada/ alma mía de nieve". Nívea alma de la Poesis/Profecía y los desgraciados poetas/profetas.
