pronuncias la palabra árbol, la Tierra vista como Jardín de las eternas e inalcanzables delicias... porca miseria


"Devolviendo la luz a los huesos del árbol" titulé esta fotografía tomada de un volumen en el que están publicadas las cartas de ella a Antonio Beneyto, sin saber que justo a los cuatro años una cámara me pondría en posesión de esa luz que desde tu preciosa vida transmitías al árbol. Un abrazo de luz debió sentir aquel leño muerto tomado tan tierna amorosamente. La resurrección del árbol, aunque no de Lázaro, ese abrazo que esperas que te devuelvan.
Tan de los sueños hermosos, que dirías tú: Devolver la vida a ese árbol... devolvértela a ti, devolverte aquí donde uno de tus más preciosos amores, o el más precioso, según tus precisas palabras, fuese por los espejos... fuese por este leño revivido por ti. Me pongo en el asombrado lugar de esta criatura arbórea cuasi demoníaca, aunque quizá bastante más angélica que ese dios
sepulturero de los cielos como tú tan apropiadamente le bautizaste.