(Pecado de ausencia de Jardín Alex, ahora diríamos
Pecado de desierto
tal que el cambio climático que ahora propiciamos,
hambres que endosamos a los más desvalidos,
ausencia de oportunidades al resto)
En la angustia estamos en la angustia,
hasta la muerte estamos marginada
(¿Ver margina?)
...Porque nos falta algo:
El Paraíso que aquí sea, nos falta
¡Mayor falta!
Porque nos falta el Todo:
La voluntad del Bien entre nosotros
sin terror que nos diese
que el que otros coman nos signifique no comer,
sin terror que les diese que el que otros lleguen
les signifique el desaparecer de ahí.
Porque nos falta que, como en los Cielos,
en la Tierra prime el "hágase lo mejor".
En la angustia estamos, en la angustia.
Hasta la muerte estamos marginada.
La carne que se reconoce del espíritu,
ser efecto de él y no su causa,
para ella ésta no es, por tanto, casa,
su casa.
No es la carne la casa del espíritu;
él sí es el único refugio que la carne desvalida tiene,
y él está tan solo: su carne, desvalida, desvalijada,
pues no es de este mundo,
pues eso quieren que sea: no de este mundo
si en él vino a sufrir,
si a ser el único refugio de las larguísimas horas de angustia
de la carne desvalida, desvalijada.
No es de este mundo cuando más que nadie él lo hizo,
él hizo este mundo: el espíritu de la carne desvalida, desvalijada,
riquezas de la Tierra todas extraídas de su costado,
bienestares todos vividos a sus expensas.
En la angustia estamos, en la angustia.
Queremos el Bien, su Voluntad cumpliéndose,
el Bien entre nosotros;
y la muerte se arroga ese principio ese fin:
Ella expende la voluntad del dios que jamás fue Bien,
del único dios planetario ejerciente,
el que procura que de la carne desvalida, desvalijada,
de eso convertido en ruinas,
se alcen las mansiones y templos a su preponderancia, prepotencia.
Pecado de ausencia.... del Bien en el mundo.
¿Y por qué nadie señala al culpable los culpables
de este pecado de ausencia?
No están libres los dedos ni las manos de ese pecado que nadie señalará,
al que nadie apedreará....
¿Tirarían piedras a su propio tejado?
Pecado de ausencia, ausencia de pecado,
nadie señalará lo que te desvalija o desvale
carne que encuentres en tu propio espíritu, si puedes,
consuelo a las larguísimas horas de angustia.
Y si nadie señalará, ¿dónde el remedio?
Hasta la muerte estamos marginada,
en la angustia estamos, en la angustia,
en el no ser de este mundo siendo tan de él
pues le hicimos.
A nuestras expensas todo fue hecho:
todos los lujos, de nuestras miserias;
de nuestra impotencia, todas las prepotencias.
Como el Verbo que todo lo hizo
y el mundo que hizo no le reconoció.
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