"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!



domingo, 28 de septiembre de 2008

Voy a escribir un "Tractat" tocándome el Narciso, o tocándole al Narciso, vamos tocando el narciso del Narciso: Lo que la vida quiere de este cuerpo.

A ver ¿qué otra cosa le dejan, le dejaron, o dejarán querer a este cuerpo?

Yo también acudo a mis fuentes de jocosa inspiración, sobre todo cuando se trata de Narcisos con su narciso haciendo... narcisadas.

También suelen demostrar intelecto cuando de Tractat se trata, ¿qué otra forma de trato sobre todo en pedantes que novelan cuando escriben tractats, o si tractan, tal que si espejan el narciso en los cristales de los circos y no sabes, si lees o miras, si aquello se trata de un tractat un narciso... o te encuentras en el fondo más oscuro de la pildojera ya que las entendederas no te dan para descifrar los galimatías científicos de los espejos de los circos a los que llaman, para no desaprovechar ocasión de vender estas editoriales tan espabiladas en sus relaciones con el amigo Botín (que yo también puse en un circo, vamos, ya lo está, carcajeándose de una fiera, famélica la pobre (clic para aterrizar) : "divulgación científica". Antes llamaban sin ningún empacho a lo mismo, seudociencia, casi todas, seudociencia del decir filosófico, o decir mismamente del tractat o los espejos de los circos para afeitarse o espejarse delante de ellos a ojos de todos el tractatdista. Dista mucho, desde luego, que merezca la pena leer nada de lo que digan. Señal es cuando te toman por idiota, el físico, el filósofo, o cualesquier otro tractatdista, ¡también los estadistas y sus innúmeras muestras literarias-políticas, cual el Aznar, el Felipe, el Guerra, o cualquier otro que se las gaste de Sagasta o de Preciados Parlamentarios-unidos en esto del publicar jamás serán desbancados, ¿qué otra economía de bolsillo les podría arruinar las ediciones o las carreras?-!; señal es de cuando me toman por idiota, el dejar de leer.... Si es que llegué a realizar el esfuerzo de empezar siquiera. Por ello aquel consejo de escribir corto: los libros de poemas, exiguos, los relatos, a ser posible, cortos, que no pasen de una línea si puede ser como el afamado ejemplo del hispanoamericano; y los tractats, pues dada su imposibilidad de redondearles, pues no hay por dónde cogerles, editables en cien lujosos tomos. Lo de lujoso, condición sinecuánom, como las Biblias; que cien tomos sólo se compran, como las enciclopedias, para darnos pisto. Los libros de poemas, exiguos, relatos, cortos, para que no se te caigan de las manos a los veinte renglones y al menos te dé tiempo de leer uno, o todos los poemas del libro de poemas que no suelen pasar de eso... ¿veinte líneas?

Permiten que modifique el dicho, al estilo de Alejandra, estilo mío de siempre, no al modo de Cervantes gran repetidor de cuanto tuvo tiempo en la cárcel de memorizar y guardar íntegro para dicha de la plebe de que alguien tomase notas de sus dichos para la posteridad: Lo malo, si breve, dos veces menos malo. Pero para mí, si no existiera, mejor. "Breves notas", dijo el físico desplegando la sábana de ecuaciones. Y después de las mismas ¿te sales de la habitación y continúas escribiendo y escribiendo más ecuaciones llenando todas las baldosas del recinto cada una de sus paredes? Que dijese alguien (lo de llenar la habitación y salirse de ella para proseguir fuera con el ecuacionable tractat aunque no ecuánime) tan poco sospechoso de tener gato a ocupación tan ecuacionable, no cuestionable, tampoco otras ocupaciones, como es la física y llamado Wheeler.

Y también podríamos añadir de paso un acertijo: ¿En qué se parece un libro de poemas a un extremoso habitante del tercer mundo que lo habita únicamente con los huesos antes de que se los sepulten?
-Encontrado he a mis iguales, dijo el libro de poemas mientras se disminuía como la sonrisa del gato de Cheshire que acabó con el gato (era y no era de Schrödinger) o la mismísima Alicia más diminuta que su propia lágrima. ¿Y para eso me escribí -continuaba el adimensional libro- para terminar hecho polvo como mis iguales estas calaveras?

Grupo poético de Sombra & Sombra. Dentro de mí con ella que es yo